Vegetal, animal o mineral, la naturaleza nos seduce un poco más cada día.
El micro cosmos, la marcha de los pingüinos, el planeta azul, el planeta blanco, perros de nieve, un pueblo que emigra, la tierra vista desde el cielo… Muchos enfoques en la naturaleza revelan su poder y su belleza, su poder de volvernos felices y contemplativos.
Toda o una parte de la tierra, del agua, del aire es un universo impulsado por un deseo irremediable de vida.
Estoy sediento de esta naturaleza, en conquista de los espacios, el tiempo, el silencio, la pureza, la belleza del mar o de la montaña, del bosque o el campo.
La naturaleza me permite respirar, de relajarme, de equilibrar mi ser interior, de reír, de hacer nacer mis emociones y abrirme a la contemplación, todo viviendo el momento presente en armonía conmigo mismo y el medio ambiente.
Mi necesidad de mantenerme en contacto con ella es vital.
La supervivencia
La naturaleza en cualquier momento puede volverse hostil. Me tocó, y me vi obligado a estar en una situación de supervivencia. Aquellos que han vivido este tipo de experiencias saben que hay que adaptarse a la naturaleza y respetarla para poder sobrevivir en un medio difícil.
Recuerdo bien situaciones particularmente difíciles, véase la peligrosa travesía de Córcega en esquí de fondo. Esta es una hermosa caminata que se realiza desde febrero hasta mediados de marzo, de Calvi a Zonza, a través de esta montaña, joya de la naturaleza, en el mar Mediterráneo. Los hombres y el equipo sufrieron mucho debido al rigor climático, una ruta difícil para encontrar un refugio sin vigilancia… una etapa especialmente difícil fue la espesa niebla en donde pensamos instalar un campamento provisional necesario para protegernos durante la noche de la nieve y el frío…
La ira
La naturaleza puede enojarse. Los ciclones, maremotos, tsunamis, inundaciones, avalanchas, tormentas, terremotos, incendios, son mucha furia que el hombre no puede controlar.
En efecto, el hombre no puede luchar contra el poder de los elementos naturales, es una ilusión creerlo. Sin embargo, tener en cuenta esta dimensión le permite al hombre protegerse mejor y exponerse menos a los fenómenos naturales. Debemos "Lidiar con la naturaleza" y no implantarnos sin importar el lugar o el cómo, cuándo constatamos la venida de una catástrofe natural (de lo cual deberíamos eliminar la palabra "catástrofe"), mejor dicho desastre natural. Tenemos que educar a nuestra gente sobre estos temas y no hacerles creer, como lo hemos hecho hasta ahora, que nosotros podemos "domesticar" la naturaleza.
Sin embargo, gracias a la imagen de lo que nuestros ancestros han construido en nuestra vieja Europa, es posible desarrollar nuestras ciudades y territorios para protegerse de la ira de la naturaleza. También las investigaciones objetivas deben alertarnos del calentamiento global, la capa de ozono, el dióxido de carbono (CO ²), y las contaminaciones con el fin de que el hombre tome las medidas globales necesarias para su supervivencia… y entonces ¿habremos entrado en un nuevo ciclo?…
El respeto
Y si esta naturaleza está en su derecho de desatarse, convirtiéndose en ocasiones indomable, imponiendo siempre el respeto del hombre. Porque sin ella "él" ya no existe. Aire, agua, alimentos que ella produce son, como todo el mundo lo sabe, esenciales para nuestra supervivencia y nuestro equilibrio.
Esto necesariamente implica la protección del medio ambiente y el respeto a la ecología.
Lo naturista canadiense Janine Benuys, en su libro, "bio-mimetismo" indica: <"para llegar a inventar el ser humano, el laboratorio de la naturaleza ha trabajado durante casi cuatro millones de años, dando lugar a una biodiversidad prodigiosa la cual estamos lejos de entender. Sin esta complicidad, el ser humano no puede sobrevivir. Vivimos por tanto, un período crítico, ya que la diversidad está en caída libre en todas partes del mundo. Incluso si percibimos los fenómenos naturales culturalmente diferentes, es indiscutible que debemos saber cómo preservar la naturaleza en su complejidad y frágil equilibrio."> Hay que saber observar, escuchar y respetar. Y no buscar domarla, jardinearla, o neutralizarla… para continuar la evolución ya empezada hace varios millones de años.
Por su parte Pierre Rabhi (francés nacido en el Sahara en 1936, campesino de Ardéche, ver bibliografía): <“La naturaleza es ciega e indiferente para los que no la escuchan. ¿La necesitamos? Sin lugar a dudas. ¿Ella nos necesita?“>.
¿Excelente tema de filosofía? ¡No! Se los dejo de meditación…
Mirar la serie de fotos que he seleccionado mostrando paisajes del litoral, de la montaña, del campo, de jardines, del río… con los seres vivos: plantas y animales… mostrando simplemente esta diversidad a partir de estos modestos ejemplos.